miércoles, 13 de octubre de 2010

ESPACIO DE REPRESENTACIÓN

Especie de "pantalla mental", en la que se proyectan las imágenes, formada a partir de los estímulos sensoriales, de memoria y de la actividad misma de la conciencia como imaginación. En sí mismo y además de servir de pantalla de proyección, está formado por el conjunto de representaciones internas del propio sentido cenestésico, por lo que corresponde exactamente  a las  señales del cuerpo y se lo registra  como la sumatoria de ellas, como una especie de "segundo cuerpo" de representación interna. El espacio de representación tiene gradaciones en dos planos y, además, volumen y profundidad, siendo esto precisamente lo que permite ubicar, según el emplazamiento de la imagen, si los fenómenos han partido del mundo interno o  externo, produciéndose, a veces, la ilusión de que la representación es externa al espacio de representación (siempre interno). A medida que se desciende de nivel de conciencia, aumenta en dimensión, profundidad y volumen, coincidentemente con el aumento del registro del intracuerpo y, a medida que se asciende a vigilia, tiende a aplanarse tomando distintas características según los niveles actuantes. El espacio de representación está sometido también a los ciclajes o biorritmos que regulan a toda la estructura humana. No existe espacio de representación vacío de contenidos, y es gracias a las representaciones que en él se formalizan que se tiene registro de sus actividades.

ESPACIO DE REPRESENTACION, función del. Esta representación interna del espacio mental, que corresponde a las traducciones visuales internas de las sensaciones del cuerpo, es la que permite la conexión entre las producciones de la conciencia y el cuerpo mismo. Esta intermediación es necesaria para que el cuerpo funcione en alguna dirección, ya que, cuando algún sistema de impulsos llega a él (desde sentidos, memoria o imaginación), es convertido en imagen en él y colocada en alguna franja y profundidad, al igual que cuando esa imagen se traduce en algún punto y profundidad para efectuar actividad sobre centros, variando el centro actuante según el lugar y profundidad del emplazamiento.

ATENCIÓN

               Aptitud de la conciencia que permite observar los fenómenos internos y externos. Cuando un estímulo pasa el umbral, despierta el interés de la conciencia quedando en un campo central al que se dirige la atención. Es decir que la atención funciona por intereses, por algo que de algún modo impresiona a la conciencia, dando registro. El estímulo que despierta interés puede quedar en un campo central de atención, al que denominamos campo de presencia, que tiene que ver con la percepción. Todo lo que no aparece ligado estrictamente al objeto central se va diluyendo en la atención, acompañando sin embargo a la presencia del objeto mediante relaciones asociativas con otros objetos no presentes, pero vinculados a él. A este fenómeno atencional lo llamamos campo de copresencia y tiene que ver con la memoria.
            En la evocación se puede desplazar la atención de las presencias a las copresencias, y ello es así porque hubo registro del objeto presente y de los objetos copresentes. La copresencia permite estructurar los nuevos datos, y así decimos que al atender a un objeto se hace presente lo evidente, y lo no evidente opera de modo copresente. Esto lo hace la conciencia sobre la percepción, de manera que siempre se está estructurando más de lo que se percibe, sobrepasando al objeto observado. La copresencia abarca también los diversos niveles de conciencia. Así, en vigilia hay copresencia de ensueños y en el sueño hay copresencia de vigilia, dando lugar a los diversos estados. (V. Conciencia, niveles de).

            ATENCION DIRIGIDA. Forma de atención aperceptual en la que la actividad del pensar está ligada a registros de relajación.

            ATENCION TENSA. Forma de atención en la que la actividad del pensar está ligada a tensiones corporales de carácter muscular, innecesarias al proceso atencional.